Todos tenemos algún secreto que ocultamos.
Algunos mienten sobre su punto débil para así hacer pensar que son más fuertes de lo que aparentan pero solo consiguen engañarse a si mismos.
Otros simplemente se aíslan de todo pero
tarde o temprano se desvela.
Los secretos de nosotros mismos son con los que vivimos diariamente,
los más difíciles de guardar.
Te reconcomen,
te arañan
pero ya sea por vergüenza o temor a lo que puedan pensar
o miedo a que se rían de tu persona y no vuelvan a mirarte de la misma manera,
te los guardas.
Son los secretos más tóxicos
y que solamente los contaremos
a aquellas personas que nos hagan sentir que podrán guardar aquel secreto,
aquella imperfección,
aquel complejo que contribuye
a que seamos como somos.